dilluns, 25 de maig del 2009

RECUERDOS




RECUERDOS


- Abuelo, realmente ¿tú estabas allí.?,¿tú estabas en el Ebro?

- Si, yo estuve allí.

- Pues ¡explícamelo!, ¡explícame qué pasó!, ¡explícame como fué!.

- No son cosas para explicar, son cosas que se viven , mejor dicho, que indeseables te hacen vivir por cojones, pero que no apetece explicar.

- Ya abuelo, pero yo quiero saber porqué pasados tantos años, aún te despiertas chillando y llorando como un niño cada noche.

El abuelo, mirando a su nieto con aire ausente, empezó a narrar la historia:

- No recuerdo ni el día, no recuerdo ni la hora, no recuerdo si era de día, ni tampoco si era de noche, si llovía o hacía sol, pero tampoco tiene importancia. Solo recuerdo con intensidad un momento determinado de aquel día.

Íbamos andando y hablando toda mi compañía cuando oímos el ruido lejano de los motores de aquellos aviones, primero suave y poco a poco con mayor intensidad. Cuando nos dimos cuenta ya estaban encima nuestro descargando centenares de kilos de bombas sobre nosotros.

De repente todo se convirtió en un infierno: explosiones a nuestro alrededor. Los cuerpos de mis compañeros saltaban en pedazos, el humo de las explosiones por un momento cegó mi visión, pero te puedo asegurar que a pesar del ensordecedor sonido de las explosiones, lo que me rompía el alma eran los gritos de mis compañeros que poco a poco dejé de oír, al igual que el sonido de las bombas: a partir de ese momento jamás he vuelto a oír bien.

Cuando cesaron las explosiones, poco a poco, el polvo se posó en el suelo, y aquella visión, a pesar de observarla solo con un ojo, pues tambíén fué allí donde perdí el otro, era dantesca. Hasta donde alcanzaba la visión había heridos y cadáveres mutilados. El río bajaba rojo, como si fuera una arteria descarnada, y yo estaba allí, cogido a un árbol, sin ojo, sin oído, herido en una pierna y meado y cagado encima, y como ahora, nieto mío, llorando.

El nieto observó como el abuelo lloraba y temblaba de emoción y se abrazó a él intentando consolarlo mientras no podía parar de llorar.



Este micro-cuento está dedicado a Francisco Sánchez Merlos (mi abuelo) que nunca estuvo en el Ebro, pero si vivió la Guerra Civil Española y , como el personaje que arriba mencione, cada noche, las pesadillas le hacían despertar llorando con los recuerdos de la guerra.

dilluns, 18 de maig del 2009

QUIZÁS MAÑANA


De pequeño crees en el Hombre Lobo, en Drácula, en la Momia…, en definitiva ,en monstruos. Tus educadores te convencen de que los monstruos no existen y cuando creces te das cuanta de que es falso, de que en realidad los monstruos existen solo que no son tan “llamativos” .En ocasiones solo los puedes detectar por la cantidad de veces que sus mujeres acuden al médico con lesiones .


QUIZÁS MAÑANA


Era de noche. La carretera secundaria estaba mal iluminada, quizás fué por eso o quizás por la excesiva velocidad de aquel auto, pero lo cierto es que el conductor no llegó a ver el camino de tierra que se adentraba en el bosque.El camino estaba medio sepultado por la vegetación y únicamente era transitable a pié. No tendría más de 200 metros e iba a parar a una solitaria casa de madera.A primera vista parecía abandonada , solo la debil luz de una vela a través de una ventana indicaba que alli vivía alguien.Tres años antes, cuando la compró aquel matrimonio huyendo de la ciudad para iniciar una nueva vida, el aspecto era muy diferente, pero las cosas, a veces, no son como las esperamos y ella no se adaptó bien al lugar.(Juan) - Juan, no sé si me adaptaré, dijiste cuando la compramos, y lo dijiste cada día durante todo el primer año. Juan, volvamos a la ciudad; Juan, aquí no puedo vivir; Juan, me ahogo aquí sola; Juan, necesito ver gente; Juan, me deprimo…. así todo el puñetero año.Parece mentira como han cambiado las cosas. El primer año me insunuaste varias veces la posibilidad de dejarme , supongo que después de aquella discusión tan fuerte te calmaste, pero me desilusionaste tanto qué, desde entonces, cada día me digo lo mismo : “ quizás mañana te deje abandonada”.Tú ya ni me miras, ni me hablas… Eso me entristece porque, en el fondo, aún te quiero.“Quizás mañana te deje”, pero no se si soportaría no verte más, no se si soportaría no volver a oler tu presencia , quizás mañana te deje …Diciendo esto, Juan, como cada noche desde hacía 2 años, volvió a cerrar el baul donde había metido el cadaver de su mujer después de degollarla.

dilluns, 11 de maig del 2009

INDIVIDUOS DE LA CALLE


A veces observas situaciones que no puedes dejar de reflejar por escrito aunque rompas un poco incluso tu estilo. El siguiente microrelato así lo atestigua.


"CABALLEROS" y "caballeros".


Ayer me asomé a una ventana, llovía. El cielo solo era una sombra. Un viejo cartonero pasaba ante mí arrastrando su roñoso carro. Andando lentamente, a su lado, un perrito negro.El viejo llevaba un paraguas y, dándose cuenta de que el perro se estaba mojando, lo cogió, lo metió en el carro y puso el paraguas encima de él, quedando el pobre hombre al descubierto y diciendo con voz alcohólica:

-Pobrecito mi perro.

Después de esto, el hombre siguió su camino recibiendo el agua sobre su cabeza, pero, posiblemente, pensando que valía la pena.

A su lado pasaba un "caballero" muy bien vestido, que mirando la escena, dijo:

-Desde luego, mira que tapar al perro...

Este "caballero", seguramente, era el "caballero negro", porque no se dió cuenta de que aquel perro, posiblemente, era el único amigo del pobre cartonero.

Y como todo pobre, pobre de verdad, ante todo la amistad.

dilluns, 4 de maig del 2009




DE LA DECADENCIA SURGE LA ESPERANZA.

FÍN


Ansiedad de penumbra.

Último vestigio de la humanidad.

En una sociedad de reincidencia,

oscuridad total a un final feliz.

Explosiones que se mezclan con un grito de impotencia.

Soledad para poetas o disparos, que más dá.



EL ÚLTIMO LATIDO


Por la calle desierta, el aire azotó con fuerza su cara enrrojecida. Su capa negra oscilaba de un lado a otro. La oscuridad y el silencio reinaban en la noche.

Aquel hombre caminaba silencioso como un muerto y, entre sus manos .... ¿Que había entre sus manos ?.

Sus guantes , llenos de rojo, sostenian el último y dramático latido de un corazón.

Atrás, en un parque cercano, en la hierba, sobre un charco de sangre, se hallaba el cadaver con los ojos desorbitados de una joven . En su pecho había un gran agujero y su corazón había desaparecido.